4 de mayo de 2013

Una disputa de comadres mueve el ajedrez político sudamericano

En el lapso de dos días Ecuador y Venezuela han llamado en consulta a sus embajadores en el Perú ¿empezó el reacomodo político post-Chávez? Todo esto NO es coincidencia.
Murió Chávez y con él su sistema de alianzas. Por eso se convocó a la reunión de UNASUR en Lima tras las elecciones venezolanas que dieron como ganador a Nicolás Maduro, para refrescar lazos tras la muerte del carismático líder venezolano, o por lo menos esa fue la intención del chavismo. Pero no funcionó del todo. Rafael Correa, que en el cálculo debía mostrar su apoyo, fue el primero en sacar el cuerpo y programar una “oportuna” visita al Papa Francisco en el Vaticano, evitando avalar a Maduro como los demás presidentes de la región. Y ese golpe le ha caído abajo a Nicolás.
Del resto de países hay poco que decir. Brasil siempre ha jugado solo en la región y se nos acerca cuando a sus juguetes les falta alguna pieza. Argentina está bastante ocupada con su Ministro de Economía y la cumbia del #mequieroir, el Papa Pancho y la Reina Máxima de los Países Bajos. Chile y Colombia -claramente orientados al libre comercio- al parecer no tienen previsto asumir ningún liderazgo en la región, Paraguay acaba de elegir un nuevo presidente del que poco se conoce y Uruguay, bueno, en Uruguay están comiendo un buen bife ancho acompañado de un vino Tannat. Lo cierto es que el ajedrez político de la región se está reacomodando y las esferas de influencia están nuevamente en movimiento, sobretodo aquella esfera que solía controlar la Venezuela de Chávez.
Y ahí están Bolivia, Ecuador y Venezuela.  Evo Morales finalmente hizo realidad la demanda boliviana ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya con el objetivo de obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar. Pero incluso si el fallo fuera favorable a Bolivia, no existe en el sistema internacional ninguna entidad capaz de obligar a Chile a cumplirlo, así que todo se mueve en un plano bastante retórico de momento.
El esfuerzo principal del momento está en evitar que la lógica neoliberal que predomina en varios países de UNASUR termine por cubrir automáticamente –sin un claro líder que lo disponga- un campo más amplio, adhiriendo la esfera chavista o “nacionalista” a su campo de influencia. Allí precisamente se encuentra la primera escalada de conflicto hoy. ¿No parece extraño que un impase diplomático menor, como lo es una gresca de supermercado, termine con un llamado a consulta de los embajadores de Ecuador y Perú? ¿No parece exagerado que unas palabras de “tolerancia” del Canciller Roncagliolo termine en una llamada a consulta del embajador venezolano?
Ecuador viene ya de algún tiempo trabajando con la política de “país soberano”, la misma que lo llevó a asilar a Julian Assange en su embajada en el Reino Unido. Es evidente que la negación al pedido peruano de retirar al embajador responde a esa misma posición ecuatoriana de “nadie va a venir a decirnos que hacer” con la que intenta afirmarse como un “par” y no un “satélite” –lo que concuerda con el distanciamiento de Venezuela-. Y en Perú se le dio el camino libre para que puedan hacerlo debido al ruido político –medios de comunicación, congresistas, ministros, etc.- entorno al vergonzoso incidente protagonizado por Riofrío, en vez de dejar a la Cancillería responder en solitario y delimitar la línea de acción por la cual transitar. Correa exagera la medida llamando a consulta al embajador que no retiró, con lo que termina por dejar en claro que no importa cuántas veces y que acuerden en la UNASUR, donde Perú ejerce la presidencia pro tempore –temporal-, Ecuador tiene voz propia.
Venezuela, por su parte, ha sobredimensionado un pequeño comentario de Roncagliolo haciendo un llamado a la tolerancia al cual le ha dado nivel de “injerencia en los asuntos internos de su país” y calificando el hecho como “el error de su vida”, con lo que aprovecha las circunstancias para también llamar a su embajador a consulta dejando mal parado al Estado peruano, demostrando que si quiere puede pasar por encima por lo que Perú y la UNASUR digan. Todo ello en momentos en los que el ex candidato de oposición, Henrique Capriles, ha impugnado la elección del pasado 14 de abril y empieza a tomar relevancia en el debate político de la región.
De toda esta situación algo es claro, Perú está pagando los platos rotos de la falta de liderazgo real en la UNASUR, donde Venezuela intenta imponerse y Ecuador espera distanciarse –y dejar de ser un satélite del chavismo-, y si bien con estas acciones aparentemente desvinculadas no está fuera del reacomodo del ajedrez político, ha empezado en clara desventaja. Perú tiene por delante la tarea de retomar el control sobre este organismo sudamericano –mientras le toque estar al frente- en un ambiente caldeado donde los grandes actores –Brasil y Argentina- andan desentendidos del tema. Pero más importante que ello es la tarea de a largo plazo disminuir nuestro ruido político cuando situaciones que comprometan nuestras relaciones con otros países se vean en juego, dejando que las entidades competentes respondan ante aquellas circunstancias.
Actualización 04/05/2013 1:00 pm: Rafael Correa continúa escalando el conflicto por el impase diplomático con el Perú y recalca que “si esto afecta la relación entre ambos países, qué pena”. 
http://elcomercio.pe/actualidad/1572204/noticia-rafael-correa-si-riofrio-no-puede-regresar-lima-embajador-peru-tampoco-puede-volver-quito

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