En el lapso de dos días Ecuador y
Venezuela han llamado en consulta a sus embajadores en el Perú ¿empezó el reacomodo político post-Chávez? Todo esto NO es coincidencia.
Murió Chávez y con él su sistema
de alianzas. Por eso se convocó a la reunión de UNASUR en Lima tras las
elecciones venezolanas que dieron como ganador a Nicolás Maduro, para refrescar
lazos tras la muerte del carismático líder venezolano, o por lo menos esa fue
la intención del chavismo. Pero no funcionó del todo. Rafael Correa, que en el
cálculo debía mostrar su apoyo, fue el primero en sacar el cuerpo y programar
una “oportuna” visita al Papa Francisco en el Vaticano, evitando avalar a
Maduro como los demás presidentes de la región. Y ese golpe le ha caído abajo a
Nicolás.
Del resto de países hay poco que
decir. Brasil siempre ha jugado solo en la región y se nos acerca cuando a sus
juguetes les falta alguna pieza. Argentina está bastante ocupada con su
Ministro de Economía y la cumbia del #mequieroir, el Papa Pancho y la Reina
Máxima de los Países Bajos. Chile y Colombia -claramente orientados al libre
comercio- al parecer no tienen previsto asumir ningún liderazgo en la región,
Paraguay acaba de elegir un nuevo presidente del que poco se conoce y Uruguay,
bueno, en Uruguay están comiendo un buen bife ancho acompañado de un vino
Tannat. Lo cierto es que el ajedrez político de la región se está reacomodando
y las esferas de influencia están nuevamente en movimiento, sobretodo aquella
esfera que solía controlar la Venezuela de Chávez.
Y ahí están Bolivia, Ecuador y
Venezuela. Evo Morales finalmente hizo
realidad la demanda boliviana ante la Corte Internacional de Justicia de la
Haya con el objetivo de obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar. Pero
incluso si el fallo fuera favorable a Bolivia, no existe en el sistema
internacional ninguna entidad capaz de obligar a Chile a cumplirlo, así que
todo se mueve en un plano bastante retórico de momento.
El esfuerzo principal del momento
está en evitar que la lógica neoliberal que predomina en varios países de
UNASUR termine por cubrir automáticamente –sin un claro líder que lo disponga-
un campo más amplio, adhiriendo la esfera chavista o “nacionalista” a su campo
de influencia. Allí precisamente se encuentra la primera escalada de conflicto
hoy. ¿No parece extraño que un impase diplomático menor, como lo es una gresca
de supermercado, termine con un llamado a consulta de los embajadores de
Ecuador y Perú? ¿No parece exagerado que unas palabras de “tolerancia” del
Canciller Roncagliolo termine en una llamada a consulta del embajador
venezolano?
Ecuador viene ya de algún tiempo
trabajando con la política de “país soberano”, la misma que lo llevó a asilar a
Julian Assange en su embajada en el Reino Unido. Es evidente que la negación al
pedido peruano de retirar al embajador responde a esa misma posición
ecuatoriana de “nadie va a venir a decirnos que hacer” con la que intenta
afirmarse como un “par” y no un “satélite”
–lo que concuerda con el distanciamiento de Venezuela-. Y en Perú se le dio el
camino libre para que puedan hacerlo debido al ruido político –medios de
comunicación, congresistas, ministros, etc.- entorno al vergonzoso incidente
protagonizado por Riofrío, en vez de dejar a la Cancillería responder en
solitario y delimitar la línea de acción por la cual transitar. Correa exagera
la medida llamando a consulta al embajador que no retiró, con lo que termina
por dejar en claro que no importa cuántas veces y que acuerden en la UNASUR, donde
Perú ejerce la presidencia pro tempore –temporal-, Ecuador tiene voz propia.
Venezuela, por su parte, ha
sobredimensionado un pequeño comentario de Roncagliolo haciendo un llamado a la
tolerancia al cual le ha dado nivel de “injerencia en los asuntos internos de
su país” y calificando el hecho como “el error de su vida”, con lo que
aprovecha las circunstancias para también llamar a su embajador a consulta
dejando mal parado al Estado peruano, demostrando que si quiere puede pasar por
encima por lo que Perú y la UNASUR digan. Todo ello en momentos en los que el
ex candidato de oposición, Henrique Capriles, ha impugnado la elección del
pasado 14 de abril y empieza a tomar relevancia en el debate político de la
región.
De toda esta situación algo es
claro, Perú está pagando los platos rotos de la falta de liderazgo real en la UNASUR,
donde Venezuela intenta imponerse y Ecuador espera distanciarse –y dejar de ser
un satélite del chavismo-, y si bien con estas acciones aparentemente desvinculadas
no está fuera del reacomodo del ajedrez político, ha empezado en clara
desventaja. Perú tiene por delante la tarea de retomar el control sobre este
organismo sudamericano –mientras le toque estar al frente- en un ambiente
caldeado donde los grandes actores –Brasil y Argentina- andan desentendidos del
tema. Pero más importante que ello es la tarea de a largo plazo disminuir
nuestro ruido político cuando situaciones que comprometan nuestras relaciones
con otros países se vean en juego, dejando que las entidades competentes
respondan ante aquellas circunstancias.
Actualización 04/05/2013 1:00 pm:
Rafael Correa continúa escalando el conflicto por el impase diplomático con el
Perú y recalca que “si esto afecta la relación entre ambos países, qué pena”.
http://elcomercio.pe/actualidad/1572204/noticia-rafael-correa-si-riofrio-no-puede-regresar-lima-embajador-peru-tampoco-puede-volver-quito
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